La Unión Europea decidió extender hasta principios de agosto la suspensión de sus contramedidas comerciales frente a los nuevos aranceles anunciados por el presidente estadounidense, Donald Trump, quien advirtió que impondría un gravamen del 30% a las importaciones del bloque comunitario.
A pesar de la escalada en la retórica comercial, la institución reiteró su disposición a continuar negociaciones para alcanzar un acuerdo que evite una confrontación directa.
Ursula von der Leyen, presidente de la Comisión, confirmó la decisión de aplazar la aplicación de medidas de represalia, dejando en claro que el bloque sigue ajustando su respuesta ante una eventual ruptura del diálogo.
“Seguiremos ajustando nuevas contramedidas para estar plenamente preparados”, señaló ante medios internacionales.
Desde abril, la Unión había suspendido durante 90 días un primer paquete de represalias que alcanzaría un valor de 21 mil millones de euros en productos estadounidenses, inicialmente diseñado como respuesta a los aranceles impuestos por Washington sobre el acero y el aluminio. Esa suspensión expiraba este lunes, por lo que la prórroga busca evitar un choque inmediato mientras persisten las negociaciones.
Sin embargo, las amenazas del mandatario republicano aumentaron la tensión. Este anticipó que los nuevos aranceles del 30% entrarían en vigor el 1 de agosto, en lugar del incremento previo del 20% anunciado en abril.
En mensajes difundidos en su red social Truth Social, justificó la medida por lo que calificó como un desequilibrio comercial y el supuesto papel del bloque en el tráfico de drogas hacia su país. La presidente de la Comisión respondió con firmeza al anuncio, advirtiendo sobre los efectos negativos que acarrearía una medida de este tipo en ambos lados del Atlántico.
“Imponer aranceles del 30% sobre las exportaciones de la Unión Europea (UE) alteraría las cadenas de suministro transatlánticas esenciales, en detrimento de las empresas, los consumidores y los pacientes a ambos lados del Atlántico”, subrayó.
A pesar del tono desafiante de Washington, el grupo europeo prioriza la vía diplomática.
“Seguimos dispuestos a continuar el trabajo hacia un acuerdo antes del 1 de agosto. Al mismo tiempo, tomaremos todas las medidas necesarias para salvaguardar los intereses de la UE, incluida la adopción de contramedidas proporcionales si es necesario”, advirtió la funcionaria.
En paralelo, se trabaja desde mayo en un segundo paquete de represalias, esta vez más amplio, que abarcaría productos estadounidenses valorados en 72 mil millones de euros. Sin embargo, esta lista aún no se ha hecho pública, ya que requiere la aprobación de los Estados miembros.
El fin de semana, los embajadores de los 27 países del bloque fueron convocados con carácter de urgencia en Bruselas para analizar el anuncio de Trump, reflejando la preocupación interna por las posibles repercusiones. De momento, el Instrumento Anti-Coerción —herramienta que permite responder a presiones económicas de terceros países— sigue fuera de la mesa.
“El instrumento se crea para situaciones extraordinarias, todavía no hemos llegado a ese punto”, aclaró.
Mientras tanto, una portavoz comunitaria confirmó que Bruselas fue notificada oficialmente sobre los nuevos aranceles antes de su publicación, lo que permitió activar las consultas internas. Las posibles represalias, en caso de activarse, podrían incluir restricciones al acceso al mercado europeo, así como medidas en inversión extranjera, servicios financieros y control de exportaciones.
Ursula von der Leyen concluyó destacando la postura histórica de apertura y legalidad del bloque frente a sus socios comerciales.
“La UE ha priorizado sistemáticamente una solución negociada con Estados Unidos, lo que refleja nuestro compromiso con el diálogo, la estabilidad y una asociación transatlántica constructiva”, afirmó.
De acuerdo con Ursula von der Leyen, aunque el margen de tiempo se acorta, la Unión Europea continúa apostando por evitar una guerra comercial, sin descartar una respuesta firme si las amenazas se materializan.