Persisten 138 millones de niños en trabajo infantil pese a avances, advierten OIT y UNICEF

Así lo reveló el informe Trabajo infantil: Estimaciones mundiales 2024, tendencias y el camino a seguir, publicado en vísperas del Día Mundial contra el Trabajo Infantil.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) advirtieron el pasado 9 de junio que 138 millones de niños en el mundo continúan siendo víctimas del trabajo infantil, de los cuales 54 millones realizan labores peligrosas que comprometen su salud, seguridad y desarrollo.

Así lo reveló el informe Trabajo infantil: Estimaciones mundiales 2024, tendencias y el camino a seguir, publicado en vísperas del Día Mundial contra el Trabajo Infantil.

El documento reflejó una reducción significativa desde el año 2000 —cuando la cifra alcanzaba los 246 millones—, pero advierte que el ritmo de progreso es insuficiente para alcanzar el objetivo global de eliminación total del trabajo infantil para 2025. Desde 2020, el número de niños afectados disminuyó en 22 millones, una señal alentadora tras el repunte registrado entre 2016 y 2020.

“El mundo ha hecho progresos significativos en la reducción del número de niños obligados a trabajar. Sin embargo, demasiados niños siguen trabajando en minas, fábricas o campos, a menudo realizando trabajos peligrosos para sobrevivir”, señaló Catherine Russell, Directora Ejecutiva de UNICEF.

En términos sectoriales, el informe arrojó que la agricultura continúa siendo el ámbito con mayor incidencia, concentrando el 61% de los casos, seguida por el sector servicios (27%), que abarca desde el trabajo doméstico hasta la venta ambulante, y la industria (13%), que incluye minería y manufactura.

Geográficamente, Asia y el Pacífico lograron el mayor descenso en prevalencia desde 2020, reduciendo su tasa del 5.6% al 3.1%, lo que representa una disminución de 49 a 28 millones de niños. América Latina y el Caribe también reportaron mejoras, con una baja del 8% en la tasa de prevalencia y un descenso del 11% en el número absoluto de niños trabajadores.

En contraste, África subsahariana continúa siendo la región más afectada, con casi dos tercios del total mundial —alrededor de 87 millones—. Aunque la proporción bajó del 23.9% al 21.5%, el número absoluto no ha variado debido al crecimiento poblacional.

“Las conclusiones de nuestro informe ofrecen esperanza y muestran que el progreso es posible. Los niños deben estar en la escuela, y no en el trabajo. Los propios padres deben recibir apoyo y tener acceso a un trabajo decente que les permita que sus hijos estén en la escuela y no vendiendo cosas en los mercados o trabajando en las granjas familiares para ayudar a mantener a su familia. Pero no debemos cegarnos, aún nos queda un largo camino por recorrer antes de alcanzar nuestro objetivo de erradicar el trabajo infantil”, declaró Gilbert F. Houngbo, Director General de la OIT.

El informe advierte que el trabajo infantil no solo priva a los menores de educación y recreación, sino que también perpetúa los ciclos intergeneracionales de pobreza. Según los datos, a menudo, las familias recurren a esta práctica ante la falta de ingresos suficientes o la ausencia de servicios básicos como educación de calidad y protección social.

La brecha de género también es abordada. Si bien los niños tienen más probabilidades de realizar trabajo infantil en general, el panorama cambia cuando se incluyen las tareas domésticas no remuneradas de más de 21 horas semanales, donde las niñas resultan más afectadas.

Frente a este panorama, ambos organismos exhortan a los gobiernos a adoptar medidas urgentes y sostenidas. Entre las recomendaciones destacan: ampliar la protección social, garantizar educación gratuita y de calidad —especialmente en zonas rurales y de conflicto—, fortalecer los sistemas de protección infantil y asegurar el acceso de los adultos a empleos decentes.

“La reducción de la inversión en educación, protección social y medios de vida puede empujar a las familias vulnerables al borde del abismo. Debemos volver a comprometernos a garantizar que los niños estén en las aulas y en los patios de recreo, no trabajando”, subrayó Russell.

Aunque el informe reconoció que la lucha contra el trabajo infantil tiene avances considerables, también deja claro que, si no se acelera el ritmo actual —que tendría que multiplicarse por once para cumplir con la meta fijada—, millones de niños seguirán siendo forzados a trabajar en lugar de vivir su infancia.

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