Cáncer de mama: plásticos bajo sospecha e IA al frente de la detección temprana

De acuerdo con estimaciones de la Sociedad Americana del Cáncer, una de cada ocho mujeres podría enfrentar un diagnóstico de cáncer de mama en algún momento de su vida.

El cáncer de mama sigue siendo uno de los principales desafíos para la salud pública a nivel mundial, con una incidencia creciente y factores de riesgo que van desde componentes ambientales hasta avances tecnológicos en su prevención.

Por un lado, los especialistas advierten sobre los peligros asociados al uso cotidiano de plásticos, y por otro, la tecnología médica ha dado un paso decisivo con el desarrollo de herramientas de inteligencia artificial que permiten predecir el riesgo de esta enfermedad hasta con cinco años de anticipación.

De acuerdo con estimaciones de la Sociedad Americana del Cáncer, una de cada ocho mujeres podría enfrentar un diagnóstico de cáncer de mama en algún momento de su vida.

En este contexto, la comunidad científica alertó sobre el rol de sustancias como el bisfenol A (BPA), un compuesto químico presente en muchos recipientes plásticos y biberones, que puede desprenderse al calentar alimentos o al exponerse a altas temperaturas, como ocurre al dejar botellas de agua en el automóvil.

Mariana Segovia Mendoza, profesora investigadora de la Facultad de Medicina de la UNAM, señaló que el BPA tiene la capacidad de alterar el comportamiento celular al mimetizar funciones hormonales.

“Entonces el contaminante las vuelve más irregulares en todos aspectos, promoviendo una inflamación constante, aunque no solo en la célula cancerosa, sino que reclutan además otras del sistema inmune”, explicó.

Además alertó que el riesgo no solo radica en la presencia del químico, sino en su interacción con el cuerpo humano al modificar la expresión genética. Al respecto, la investigadora detalló que, al ser ingeridas pequeñas cantidades de estos compuestos, se activan genes vinculados con la proliferación celular descontrolada, lo que incrementa la posibilidad de formación de tumores.

“Hace tiempo se decía que el horno de microondas era dañino; no es que sea perjudicial este electrodoméstico. Sin embargo, si caliento en este aparato algún alimento en recipientes de unicel o de plástico, la intensidad del calor genera cambios en el pH, lo que induce el desprendimiento de los contaminantes de la matriz plástica y que se mezclen con el alimento, y de esa manera los ingerimos”, advirtió Segovia Mendoza.

La investigadora también llamó la atención sobre la dimensión ambiental de este problema. Datos de la Organización Mundial de la Salud indican que cada minuto se vierte al mar el equivalente a un camión lleno de residuos plásticos, situación que no solo afecta a los ecosistemas, sino que genera una exposición indirecta al BPA y otros aditivos nocivos en la cadena alimentaria.

Ante este panorama, Segovia recomendó reemplazar los recipientes plásticos por materiales como vidrio o cerámica para evitar la liberación de compuestos tóxicos, así como evitar dejar productos de higiene personal, juguetes o alimentos dentro del automóvil, especialmente en días calurosos.

Mientras tanto, el ámbito tecnológico ofrece una luz de esperanza. En Estados Unidos, una plataforma basada en inteligencia artificial denominada Clairity Breast fue aprobada por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) para analizar mamografías y predecir, con una anticipación de hasta cinco años, la probabilidad de desarrollar cáncer de mama.

El sistema, desarrollado en Massachusetts, no busca lesiones específicas como calcificaciones o masas, sino que detecta patrones de riesgo en el tejido mamario que no son perceptibles al ojo humano. Esta innovación representa un cambio sustancial en el enfoque preventivo de la enfermedad.

“Nuestra puntuación de riesgo cambia porque el tejido mamario cambia con diferentes impactos debido al medio ambiente, la salud reproductiva y el índice de masa corporal de la mujer”, explicó Connie Lehman, fundadora de Clairity en entrevista a Telemundo.

La implementación de esta tecnología será progresiva. La empresa planea llevar la herramienta a los más de 15 mil centros de imagen que existen en Estados Unidos, permitiendo que las mujeres accedan a una evaluación personalizada de su riesgo, lo que abre la posibilidad de intervenciones médicas anticipadas.

Pese al entusiasmo que ha generado esta innovación, los expertos advirtieron que aún hay desafíos regulatorios y éticos por resolver. El médico Carlos Ramírez subrayó que el avance tecnológico requiere controles rigurosos.

“Hay algunas cosas en las que se le ha puesto un poco de freno en el desarrollo. Lo mismo está pasando con la inteligencia artificial; se le ha puesto un poco de freno mientras nosotros desarrollamos mecanismos para poder controlarla”, sostuvo.

Además enfatizó que aunque Clairity Breast no diagnostica ni sustituye al especialista, representa una herramienta de apoyo clínico con alto potencial para transformar la manera en que se aborda la prevención del cáncer de mama.

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