La astronauta Katya Echazarreta, primera mexicana en viajar al espacio, encabeza un esfuerzo por transformar el marco legal de la industria espacial nacional con el objetivo de insertar a México en el llamado New Space, un modelo dominado por la iniciativa privada y centrado en la innovación tecnológica, la reducción de costos y la accesibilidad.
A través de una iniciativa legislativa en curso, Echazarreta busca que México abandone la dependencia de esquemas obsoletos que limitan la participación directa en actividades espaciales.
Su propuesta contempla una reforma estructural para habilitar al país como actor activo en el desarrollo, lanzamiento y regulación de tecnología espacial.
La científica manifestó que ha sostenido mesas de trabajo con la Agencia Espacial Mexicana (AEM) y con Altagracia Gómez, coordinadora del Consejo Asesor de Desarrollo Económico Regional y Relocalización (Caderr), con quienes ha delineado los ejes de una legislación que permita construir desde México una industria aeroespacial moderna, autónoma y sustentable.
“Estamos buscando regular la industria aeroespacial en México. No podemos tener lanzamientos desde nuestro propio país, y eso es por falta de regulación”, puntualizó Echazarreta.
Asimismo, indicó que el marco actual impide realizar lanzamientos desde territorio mexicano, lo que no solo frena el desarrollo técnico y científico local, sino que coloca al país en desventaja frente a otras naciones que ya han adecuado sus normativas para facilitar la presencia de empresas privadas y nuevos actores en la exploración espacial.
De acuerdo con Echazarreta, la falta de regulación también ha dejado vacíos legales frente a situaciones complejas, como los recientes lanzamientos realizados en la frontera de Tamaulipas por parte de empresas estadounidenses.
En particular, la explosión de un cohete el pasado 18 de junio llevó al Gobierno federal a anunciar una demanda contra SpaceX por los riesgos ambientales y de seguridad generados en territorio nacional.
Echazarreta subrayó que, mientras el resto del mundo reconoce el potencial geoestratégico y científico de México para el desarrollo espacial, el propio país no sabe valorar ni proteger sus recursos.
“Lo que está sucediendo es que el resto del mundo reconoce el valor de México dentro de la industria espacial, menos México. Y desafortunadamente, cuando no reconocemos nuestro propio valor, es muy fácil que se aprovechen de nuestros recursos y lo que tenemos aquí”, afirmó.
El concepto de New Space, impulsado por compañías como SpaceX, Blue Origin y Virgin Galactic, rompe con el paradigma tradicional del Old Space, en el que los gobiernos eran los únicos responsables del acceso al espacio.
Bajo este modelo emergente, resaltó que se abre la posibilidad de colaboración con firmas internacionales sin las limitaciones diplomáticas o legales que imponían las agencias estatales.
Frente a una “muy complicada” relación con el gobierno de Estados Unidos, Echazarreta consideró prioritario establecer alianzas con empresas que no están sujetas a las políticas exclusivas de colaboración con ciudadanos estadounidenses o naciones aliadas.
Además de la reforma principal, la astronauta contempla el desarrollo de leyes secundarias que regulen zonas específicas de lanzamiento, salvaguardas ambientales y el esquema de cooperación transfronteriza. Para ella, esta transformación legislativa representa una oportunidad histórica para diversificar la industria aeroespacial, actualmente centrada en la manufactura.
“Si no tenemos cuidado, podríamos repetir lo que pasó con la industria automotriz, donde México solo fabrica pero no lidera”, advirtió.
En paralelo, Echazarreta subrayó que mantiene firme su objetivo de comandar la primera misión espacial latinoamericana, programada para 2027, iniciativa respaldada públicamente por la presidenta Claudia Sheinbaum desde 2024.
Con información de EFE