El Pentágono ofreció este jueves nuevos detalles sobre la operación militar “Midnight Hammer” (Martillo de Medianoche), una ofensiva aérea y marítima que tuvo como objetivo tres instalaciones nucleares en Irán.
Según el alto mando estadounidense, esta acción marcó la culminación de quince años de preparación y desarrollo tecnológico para destruir la capacidad atómica del régimen iraní.
En una rueda de prensa encabezada por el jefe del Estado Mayor Conjunto, el general Dan Caine, y el secretario de Defensa, Pete Hegseth, se confirmó que en la operación participaron alrededor de 125 aeronaves, incluidos bombarderos estratégicos B-2, que lanzaron bombas antibúnker de 13.600 kilogramos sobre las instalaciones subterráneas de Fordó y Natanz. A su vez, un submarino desplegado en la región disparó misiles Tomahawk contra el complejo nuclear de Isfahán.
Caine describió la misión como “la culminación de más de 15 años de desarrollo y pruebas” orientadas a penetrar instalaciones altamente fortificadas, como la planta de Fordó, ubicada a varios metros bajo tierra. Señaló que algunos de los militares implicados en el operativo “comían, respiraban y soñaban” con los preparativos para este ataque.
“En esta misión había pilotos hombres y mujeres”, subrayó el general, quien también relató que uno de los participantes comparó la experiencia con el Super Bowl debido a la magnitud de la operación. Añadió que, según el testimonio de los pilotos, la explosión ocurrida en Fordó “fue la más brillante que han visto”.
Durante su intervención, Caine presentó un video que mostraba las capacidades de penetración de las bombas utilizadas y explicó que los científicos militares involucrados en su desarrollo fueron “los mayores usuarios de horas de supercomputadora en EE.UU.”. También detalló la precisión del armamento empleado, indicando que “cada arma tenía un impacto, ángulo, llegada, rumbo final y una configuración de espoleta únicos”.
El general explicó que las fuerzas estadounidenses dirigieron sus ataques hacia dos fosos de ventilación en Fordó que habían sido reforzados por las autoridades iraníes con concreto, con el fin de impedir una posible incursión.
“Las seis armas en cada respiradero de Fordó funcionaron exactamente donde debían”, aseguró.
A pesar de los reportes que sugieren que el ataque solo habría retrasado el programa nuclear iraní por seis meses, Caine evitó hacer valoraciones sobre el impacto estratégico del operativo.
“Eso lo hace la comunidad de inteligencia”, declaró.
Por su parte, el secretario de Defensa, Pete Hegseth, calificó la operación como un “éxito rotundo” y rechazó las críticas surgidas en la prensa estadounidense tras la filtración de un informe preliminar.
“Si quieren saber qué está pasando en Fordó, mejor vayan y consigan una pala grande, porque no hay nadie ahí abajo ahora mismo”, ironizó.
Hegseth acusó además a diversos medios de comunicación de propagar “noticias falsas” con el propósito de “dañar al presidente Donald Trump y disminuir sus logros”.
La ofensiva se produce en medio de crecientes tensiones entre Washington y Teherán, y tras reportes que señalan que la Casa Blanca busca restringir el acceso del Congreso a información clasificada, debido a filtraciones que, según la administración, comprometieron la efectividad de la operación.
Con información de EFE
