La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) reforzó su labor técnica en territorio mexicano con el objetivo de situar la nutrición como un componente estructural en la transformación de los sistemas agroalimentarios.
Bajo un enfoque integral que entrelaza salud, sostenibilidad y justicia alimentaria, la agencia busca garantizar dietas saludables y sostenibles como un derecho humano fundamental.
A través de su Marco Estratégico, la FAO manifestó que promueve cuatro áreas de mejora —producción, nutrición, medio ambiente y calidad de vida— como ejes para orientar sus intervenciones. Esta estrategia comenzó a implementarse de forma transversal, incorporando criterios nutricionales desde las fases iniciales de los proyectos, incluso en aquellos con metas originalmente centradas en conservación o productividad.
Proyectos con enfoque integral en México
En el país, diversos proyectos han ilustrado este viraje hacia un enfoque más holístico. Entre ellos, “Del anzuelo al plato”, financiado por el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF), representa un caso paradigmático. Aunque su objetivo inicial era la conservación de la biodiversidad marina, el proyecto incorporó indicadores nutricionales que conectan la pesca sustentable con el consumo local y la salud de las comunidades costeras.
Otro ejemplo es la iniciativa “Sistemas alimentarios, pueblos indígenas y biodiversidad”, también apoyada por el GEF. Desde su diseño, integró la teoría del cambio nutricional propuesta por la FAO, introduciendo indicadores de diversidad dietética sin desvirtuar su enfoque ambiental. Ambos proyectos evidencian que la inclusión de la nutrición desde el inicio potencia su relevancia técnica y social.
Suelos sanos, alimentos nutritivos
Uno de los programas más recientes, “Suelos para la Nutrición”, lanzado en abril de 2025, establece una conexión directa entre la salud del suelo y la calidad de los alimentos. En alianza con la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, el Ministerio Federal de Alimentación y Agricultura de Alemania, la UNAM y otras instituciones, la FAO subrayó que trabaja en fortalecer capacidades locales a través de prácticas agrícolas sostenibles, diagnósticos participativos y formación técnica.
“Suelos nutritivos permiten cultivos nutritivos, y con ellos, comunidades más sanas. Este proyecto vincula directamente la nutrición con la producción sostenible”, afirmó Nora Berrahmouni, Directora Adjunta de la División de Tierras y Aguas de la FAO.
El proyecto forma parte del programa internacional “Doctoras y Doctores del Suelo”, donde México se ha posicionado como líder en implementación, reflejando un modelo de articulación efectiva entre ciencia, política pública y acción comunitaria.
Coherencia institucional y respaldo científico
La FAO concluyó que respalda sus acciones con evidencia científica y orienta sus estrategias hacia resultados medibles, adaptados a las condiciones particulares de cada territorio. De acuerdo con el organismo estás acciones impulsan la coherencia entre políticas agrícolas, ambientales y sociales, con el objetivo de construir sistemas alimentarios que no solo produzcan más, sino que alimenten mejor.